



“…La palabra explicación es tomada, ora en sentido estricto según el cual explicar equivale a asignar un hecho a su principio o una teoría a otra más general, tal y como hacen las ciencias o la filosofía; ora en un sentido amplio y peculiar, como cuando decimos “dejadme que os explique lo que ha sucedido y lo comprendereis”. De acuerdo con el primer sentido de la palabra, la explicación histórica constituría una ardua conquista científica, que hasta hoy solo se ha logrado en algunos aspectos del campo de los acontecimientos; por ejemplo, la explicación de la Revolución Francesa como toma del poder de la burguesía. Si aceptamos el segundo sentido de la palabra, habrá que preguntarse que página de la historia puede ser no explicativa, a partir del momento en que no se reduce a puras galimatías o a una lista cronológica y tiene algún sentido para el lector.” Paul Veyne (Como se escribe la historia)
La construcción de la historia a partir de las
estructuras actuales contemporáneas, es decir, del “nosotros” en el
espacio–tiempo del hoy y ahora es imprescindible para construir el
espejo-cristal que nos deja ver y vernos dentro de un determinado contexto
social.
No se trata de aplicar al hecho histórico
ningún principio a priori: sino que, es dejar que se desarrolle ante nosotros
en la perspectiva de la dialéctica histórica. Esta perspectiva deja que un
acontecimiento se desarrolle, en plena libertad, para luego juzgarlo sin
temores desde nuestra propia existencia de seres humanos que tiene por único
sentido la “libertad”.
La conciencia histórica creada desde la
hegemonía del Estado, demostró siempre una cara construida desde el arriba del
proceso de Mayo de 1810. Una conciencia que mostró que la pronta llegada de la
“libertad” era definitiva para, falsa conciencia de los historiadores mirando
el arriba, al poder.
Pero como la historia no sana ni cura sino que
revela la mas pura contradicción entre el ayer (“libertad”) y el hoy
(opresión), lo único que logra en la gente de abajo es la desilusión y la
rabia, pero digna y rebelde.
Libertad e independencia parecen ser conceptos
muy utilizados por el actual poder, que es el mismo que hace 200 años pero con
colores diferentes. Ayer la clase criolla oligarca “revolucionaria”, hoy el
capital trasnacional con sus manos-títeres: los políticos de turno.
Leonardo Roman
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